Erradicar barreras en torno a la discapacidad, un paso más para transformar el mundo
Los estigmas en torno a la discapacidad son la gran barrera que hay que cruzar para el real acceso de todas las personas a sus derechos y a oportunidades de desarrollo. Con una perspectiva basada en la inclusión, distintos emprendedores sociales y Fellows Ashoka trabajan en erradicar esos estereotipos y combatir la desinformación para promover la participación de las personas con discapacidad en sus comunidades.
Según el Registro Nacional de Personas con Discapacidad, a marzo de 2022 había en el país 1.503.779 personas con Certificado Único de Discapacidad (CUD). Sin embargo, la población es más grande, ya sea porque no todas las personas entienden que conviven con una discapacidad -por ejemplo, quienes tienen baja visión pero aún cuentan con un resto visual útil- o porque no conocen que ese es su derecho.
“Cuando hablamos de discapacidad desde el modelo social, pensamos en ella como el resultado de la interacción de la deficiencia que objetivamente tiene una persona con las barreras que genera el entorno. Esto pone el foco ya no en la persona con discapacidad, que debe adaptarse al mundo, sino en ese entorno, en la sociedad en general”, explicó Pablo Lecuona, Fellow Ashoka y fundador de la Asociación Civil Tiflonexos.
Pensar en el contexto convoca a replantear la mirada para correrse de la perspectiva caritativa o de asistencia hacia la discapacidad, y comprender que, con las adaptaciones que requiera, la participación en la vida ciudadana debe ser igual para todas las personas. Demanda de políticas públicas y la intervención de organizaciones de la sociedad civil para impulsar esa transformación.
“En la región, se sigue pugnando por el acceso básico a la alimentación, la salud imprescindible, los espacios educativos en igualdad de condiciones con las adecuaciones que se requieran. Por ende, suena lejano pensar que el trabajo pleno, la vivienda digna, el ocio y la vejez con bienestar sean alcanzables en un horizonte de mediano plazo”, consideró Beatriz Pellizzari, Fellow Ashoka y activista por la inclusion económica de las personas con discapacidad, que en 2002 creó la Asociación Civil La Usina, dedicada a promover un cambio de actitud con respecto a la discapacidad para “generar el ejercicio de una ciudadanía activa” y que desde 2015 impulsó iniciativas de economía social como Inmigrantes Digitales.
Ese concepto es “una práctica colectiva” que edifique una nueva forma de mirar a cada quien, sin descartar lo diferente. Con esa idea coincide Lecuona, cuya organización creó la primera biblioteca digital para personas con discapacidad visual de habla hispana. “Para lograr la equidad no sólo basta con brindar herramientas, información y apoyos sino que es necesario trabajar sobre el conjunto de la sociedad para crear entornos más inclusivos, para visibilizar la diversidad y así construir una mirada de autonomía e igualdad sobre las personas con discapacidad”, convocó.
Cruzar la frontera de la exclusión
Pensar la inclusión pone el foco no solo en la adaptación de entornos, objetos y formas de comunicación sino en construir de un modo distinto desde los cimientos. Por ejemplo, concebir espacios públicos o de gestión administrativa de manera que no invisibilice o desconozca que existen personas con otras necesidades, pero los mismos derechos.
Cuando Tiflonexos desarrolló la Biblioteca Tiflolibros estaba pensando en ello. Su rol social no solo tiene que ver con que personas con discapacidad visual accedan a libros para lectura recreativa sino a poder “estudiar en igualdad de condiciones”, señaló Lecuona.
A las capacidades convencionales que una sociedad que excluye espera del total de su población, se pueden sumar otros agentes de discriminación, como el género, la edad y el conocimiento sobre nuevas tecnologías. A eso le responde “Inmigrantes digitales”, la iniciativa que promueve Pellizzari: “Hay una menor presencia de mujeres en carreras STEM y en roles de liderazgo en el sector tecnológico. Además, las mujeres con discapacidad enfrentan barreras adicionales, ya que la falta de accesibilidad en la tecnología limita su participación en la sociedad digital”, señaló. Para rebatirlo, creó programas de capacitación y mentoría para que estas mujeres aprendan y aprovechen al máximo sus habilidades.
Transformar el mundo exige deconstruir la mirada sobre la discapacidad, para asumir la diversidad de los cuerpos y las capacidades como un factor propio y “normal” de la vida social. Así lo hacen los Fellows Ashoka desde sus proyectos que interpelan y llaman a involucrarse. Con todas las personas, crear un mejor lugar donde vivir y desarrollarse.