Richelle, una joven de Guadalajara, Jalisco, México, comenzó su viaje como agente de cambio a los 10 años, cuando su maestra de primaria la reconoció por su talento en ciencias y matemáticas para posteriormente invitarla a concursos en estas ramas. A medida que se sumergía en competencias estatales y nacionales, comenzó a notar la escasa participación femenina y a cuestionar la igualdad de género en estas disciplinas.
Criada en un hogar donde su madre fomentaba la equidad, involucrando a ella y a su hermano de manera igualitaria en las tareas domésticas, Richelle se sorprendía ante los comentarios despectivos de sus compañeros, quienes la subestimaban y afirmaban que no podría dedicarse a lo que le apasionaba. Esta discrepancia la impulsó a buscar formas de equilibrar la situación.
Así es cómo, a partir de una chispa encendida por la injusticia, un año después tomó la iniciativa de impartir clases de matemáticas destinadas a niñas, niños y personas necesitadas. Se sintió motivada principalmente por la idea de que enseñar no solo implica emitir conocimientos, sino lograr que los demás los comprendan de manera efectiva. De esta forma, buscó el apoyo de la Secretaría de Educación de Jalisco, quienes la respaldaron y guiaron durante el desarrollo de su proyecto con la iniciativa de Recrea Talento, proporcionándole la metodología de un sistema riguroso, ordenado y bien planificado. Con la ayuda, especialmente de su madre, acondicionaron un área en el negocio familiar que se convirtió en un aula improvisada pero acogedora, un verdadero santuario para aprender. Su madre no sólo le proporcionó el espacio, también la apoyó en la promoción de sus clases entre los clientes, convirtiéndose en una gran aliada para el proyecto.
Actualmente, en la preparatoria, Richelle cursa sus estudios en The American School Foundation of Guadalajara, gracias a una beca completa que obtuvo en 2022 a través de su participación destacada en el programa Recrea. Este logro, uno de los más importantes de su vida, le ha permitido difundir el mensaje de que nada es imposible y que, con el deber suficiente, todos pueden alcanzar sus objetivos. En esta institución es donde Richelle es la capitana del club de robótica. Bajo su liderazgo, el equipo logró clasificar y competir por primera vez en la competencia mundial del 2024, un hito que la inspiró aún más a motivar a otros en una escala mayor.
Ella se ha destacado como la única mujer de la agrupación de robótica, comprendiendo el nivel de dedicación y compromiso que esta área exige, y enfrentándose diariamente al desafío de despertar el interés de sus compañeros para, además de construir robots, desarrollar proyectos de impacto social. Parte del equipo muestra compromiso debido a que han pasado por experiencias similares. En palabras de Richelle, la empatía es un valor que se forja a partir de la experiencia, cosa que los adolescentes recién comienzan a adquirir. Richelle ha logrado compartir una visión para fomentar la colaboración y el impacto social entre sus equipos.
Nuestra protagonista ha reconocido la demanda y responsabilidad de la ciencia. Richelle continúa brindando mentoría a través de propuestas educativas en otras escuelas de su ciudad para implementar más programas de robótica. A pesar de los obstáculos, como el periodo de pandemia, los paradigmas y las dudas de gente mayor sobre su capacidad al ser joven, ella ha aprendido a confiar en sí misma, negociar y demostrar su valía con resultados tangibles.
A través de la integración y el trabajo en equipo, ha aprendido que el liderazgo es compartido y fundamental para el éxito de un objetivo común, pues cree firmemente que en algún momento, las personas a quienes ha enseñado la superarán y transmitirán sus conocimientos a otros.
Su más grande sueño es estudiar en el extranjero. Beneficiar y retribuir a su país la motiva a perseguir una educación en física o ingeniería. Su objetivo es utilizar sus habilidades y perspectivas para contribuir al cambio social y aliviar las problemáticas que afectan tanto a su comunidad como a otras personas a lo largo del país y del mundo.
Para Richelle, alcanzar un nuevo nivel de empatía global es fundamental. Si bien desea una buena vida para sí misma, no podría disfrutarla plenamente si no la asegura de igual forma para la gente de su alrededor y para futuras generaciones. Con su corazón lleno de esperanza y su mentalidad decidida, Richelle sigue adelante, dispuesta a transformar su entorno y sembrar las semillas de un futuro más justo y equitativo.
Historia escrita por Sara Cevallos, Joven Agente de Cambio del programa Formar para Transformar.