Daniel Palafox, de Zapopan, Jalisco, observó un problema creciente durante la pandemia de COVID-19: muchos estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria estaban luchando con conceptos matemáticos básicos debido a la educación en línea. Con 18 años, Daniel decidió abordar este problema utilizando una de sus pasiones de la infancia: el ajedrez. Su iniciativa, "Jaque Mate", combina talleres de matemáticas con lecciones de ajedrez para mejorar el pensamiento crítico y la habilidad matemática de los estudiantes.
Durante la pandemia, Daniel notó cómo la falta de interacción directa y los numerosos distractores en casa estaban afectando el aprendizaje de sus compañeros. La dependencia de calculadoras y tecnologías para resolver problemas rápidamente sin comprender los conceptos subyacentes resultaba en un aprendizaje superficial.
Daniel aprendió a jugar ajedrez a los cinco años, vio en este juego una oportunidad única para enseñar matemáticas de una manera divertida y efectiva. Propuso su idea a los profesores y directivos de su preparatoria, enfrentándose inicialmente a la resistencia y a problemas logísticos. Pero su persistencia y creatividad para encontrar soluciones le permitieron establecer los talleres. En sus clases, comienza con los fundamentos básicos del ajedrez y luego los aplica a problemas matemáticos, mostrando cómo las estrategias del juego pueden mejorar el razonamiento matemático.
Aunque Daniel inició solo, pronto buscó apoyo de profesores y directivos, quienes le ayudaron a conseguir los permisos necesarios. Estudiantes avanzados en ajedrez se unieron para ayudar a los principiantes, y la Red Recrea Talento proporcionó apoyo económico para materiales y recursos necesarios. Este equipo consolidado, que incluye a estudiantes y profesores, ha sido fundamental para el éxito del proyecto, demostrando la importancia del trabajo colaborativo y el liderazgo compartido.
El impacto de "Jaque Mate" ha sido notable. Los estudiantes no solo han mostrado un interés creciente en el ajedrez, sino que también han mejorado significativamente en matemáticas. Los resultados en los exámenes han mejorado y los estudiantes muestran una mayor confianza. Algunos incluso han expresado su gratitud por el impacto positivo de los talleres en su vida académica y personal. Los profesores han notado que los estudiantes llegan mejor preparados y con una mayor capacidad de análisis y resolución de problemas.
Un esfuerzo como el de Daniel rinde frutos. En la Olimpiada Internacional de Matemáticas SIMOC 2024, celebrada en Singapur, nuestro protagonista obtuvo 2 medallas de bronce, una en modalidad individual y otra en equipo. En su grado, obtuvo el puntaje más alto de México, octava posición en el ranking mundial para este año. Todo esto mientras cursó su primera semana de clases como estudiante de Ingeniería Biomédica, con la beca “Líderes del mañana” del 100% en el Tecnológico de Monterrey.
La historia como gran ajedrecista, así, acompaña a la del joven que también fue medallista de oro en el concurso internacional Singapore and Asian Schools Math Olympiad (SASMO), siendo entonces el puntaje más alto de Jalisco, el segundo de México y el número 39 del mundo.
El camino no ha estado libre de desafíos. Al principio, Daniel enfrentó dificultades para conseguir que su proyecto fuera aceptado en la preparatoria y se encontró con problemas logísticos, como ser desalojado por los guardias escolares debido a la falta de comunicación. También hubo momentos de baja participación y dificultades para conseguir recursos. Sin embargo, su capacidad para mantener la motivación, hablar con los profesores y directivos, y encontrar nuevas formas de atraer a los estudiantes, ha sido clave para superar estos obstáculos. También, encontró la manera de fondear su viaje para participar y representar a México en las competencias de matemáticas, movilizando a toda una comunidad en la búsqueda de un logro inigualable.
Daniel se interesó por elevar la calidad de la educación y la convivencia para otros jóvenes, más allá de sí mismo, invitándoles a construir una dinámica donde el ajedrez era el centro de espacios para compartir conocimientos y experiencias. ¿Quién hubiera sospechado que un juego de mesa podría mejorar el entorno escolar y ayudar a mejorar las calificaciones y motivar la curiosidad de más jóvenes en las ciencias?
Daniel se ve a sí mismo, en cinco años, trabajando en una fundación u organización que apoye a los jóvenes, creando nuevas iniciativas y devolviendo un impacto positivo a la comunidad.