Luna Marith
En el municipio Coquimatlán del estado de Colima en México, nació Luna Marith, una niña que desde los tres años se interesó por la lectura gracias a los cuentos que su abuelo le contaba y que ella adoraba, en especial La niña bonita. Al crecer, Luna empezó a acompañar a su mamá a eventos de fomento a la cultura y gracias a estas experiencias reconoció la necesidad de promover y compartir historias con otros niños y niñas de su localidad, lo cual la llevó a la cuentería y después a impulsar por varios medios el fomento lector.
Luna descubrió su pasión por la lectura y al compartir la emoción con otros niños y niñas entendió que muchos leían por obligación al no haber espacios diseñados para el fomento a la lectura y tampoco libros adecuados para ellos. A sus 6 años decidió comenzar a experimentar contar cuentos en diferentes espacios, hacer talleres de dibujo y leer en voz alta. Éste fue el motivo por el cual quiso crear el proyecto “Hagamos que la lectura cuente”; un concepto que tiene como esencia aprender de la lectura y poder compartirla con otras personas.
“Las personas no se deben de olvidar de la lectura, ya que les abrirá muchos campos y les dará la oportunidad a que más puertas se abran” nos dice con confianza y seguridad Luna a sus 12 años.
Luna, con el apoyo de su mamá y el maestro Juan Cárdenas, han impulsado acciones colaborativas con escuelas, maestros, directivos, así como padres y madres de familia. Todo esto no ha sido fácil, Luna se ha enfrentado a varios obstáculos por impulsar un proyecto a temprana edad, incluyendo comentarios negativos y burlas, pero a pesar de esto, Luna ha decidido creer en ella y en sus ideas, insistir y hacer ver que las ideas de niños y niñas puedan funcionar. Luna dice “siempre hay que sacar algo bueno de algo malo”.
Gracias a estos valores y a su labor, Luna ha sido reconocida por demostrar el impacto que tiene la voz de la niñez para la transformación positiva de la educación en su comunidad. Gracias a su apertura a trabajar en equipo ha logrado formar una comunidad de niños y niñas que quieren hacer un cambio. Por ello, dentro de poco habrá movimiento en salas de lectura, en las bibliotecas municipales, se formarán clubes de lectura y se irá cumpliendo poco a poco la gran estrategia de fomento a la lectura, un paso a la vez.
“Lo maravilloso de mi edad es que todo es posible y no hay límites porque los ojos se abren curiosos al descubrimiento”.