No hay edad para transformar la realidad
Por Gloria Pereyra y Ariela Lijavetzky, referentes de la iniciativa sobre Nueva Longevidad en Ashoka Cono Sur
Años atrás, en algunos países del mundo prevaleció la preocupación por la alta tasa de natalidad que traía aparejados grandes problemas vinculados a la organización de las ciudades, a la disponibilidad de recursos, a las economías familiares que no lograban cubrir las necesidades básicas en países en desarrollo y la consecuente elevación de los niveles de pobreza.
En la actualidad, esta situación cambió. No solo la tasa de natalidad no aumentó -más bien por el contrario, está en caída- sino que también se extendió la vida de la población. Entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al 22%. Otro dato que da cuenta de ello es que en 2020 el número de personas de 60 años (o más) superó al de niños menores de cinco años.
¿Estamos realmente preparándonos para afrontar esta nueva realidad? ¿De qué forma concebimos la extensión de la vida? ¿Cómo afrontamos la nueva longevidad a lo largo de nuestro crecimiento? A todas y todos nos entusiasma la idea de vivir más años, pero nos preocupa envejecer. En general, seguramente, por los estereotipos y estigmas que conocemos y circulan sobre las personas mayores, muchas veces referenciados peyorativamente como “los viejos”.
Hace poco, la segunda mitad de la vida empezaba a los 40, o incluso a los 30. Hoy sucede a partir de los 50 años. Podemos llegar a esa edad con tanta vitalidad y energía que podemos vivir esa segunda mitad con una intensidad similar a la primera. Sin embargo, para que eso suceda necesitamos prepararnos. Esto quiere decir abordar la longevidad desde edades tempranas, conectando generaciones, derribando estereotipos, promoviendo el respeto, el buen trato y la empatía. Preocupándonos por la salud y el ambiente en el que vivimos, e involucrándonos con las problemáticas que enfrentan hoy las personas mayores. En definitiva, estas serán también nuestros problemas mañana.
La buena noticia es que existen muchas organizaciones y emprendedores sociales alrededor del mundo que ya están pensando en esto. Existen proyectos innovadores que buscan transformar el paradigma de la longevidad para promover una vida consciente y conectada con los años que quedan por delante. Años en los que ya no se piensa en el día en que llegue nuestro retiro laboral, sino en cuántos nuevos proyectos podremos emprender. Y si son ideas que ayudan a mejorar la vida de otras personas también, mejor aún.
En Sudáfrica, por ejemplo, la emprendedora social Beka Stanwisi y fellow Ashoka, usa el fútbol para empoderar a mujeres mayores en aldeas rurales. Su modelo ayuda a estas mujeres, conocidas como “Gogos”, a superar desafíos físicos y emocionales. Las Gogos, a menudo afectadas por la hipertensión, el reumatismo y la artritis debido a la falta de ejercicio, se benefician del deporte para mejorar su salud. Beka organiza equipos de fútbol y torneos para mantenerlas motivadas. Incluso tiene un equipo nacional, Vhakhegura Vhakhegura, que compite internacionalmente. El fútbol les brinda confianza y les permite desafiar expectativas, mejorando su salud y bienestar.
Sin ataduras
A ninguna persona le gustaría sentirse atada. Atar a alguien es limitarle su libertad de acción, es poner el foco en su incapacidad en lugar de buscar alternativas para confiar en sus capacidades, es sin duda una alternativa fácil y económica de controlar a alguien. ¿Pero a qué costo? Este tipo de decisiones nunca pueden estar por encima de la dignidad humana.
Ana Urrutia, fundadora de Cuidados Dignos, está transformando el actual sistema de atención sociosanitaria en España. Comenzando por eliminar las sujeciones, una práctica habitual con cifras indignantes en el mundo, su movimiento ha evolucionado hacia una transformación radical del actual modelo de atención basado en aspectos médicos y control de riesgos, conduciendo a un enfoque digno y humanizado del cuidado de las personas mayores. La estrategia de Ana se centra en cambiar la forma de funcionar de las instituciones de cuidado, remodelando completamente su cultura de trabajo y poniendo la atención en las necesidades de la persona, más que de la institución.
En Argentina, "Desatar para cuidar" es una guía valiosa para eliminar sujeciones físicas en el cuidado de personas mayores. Ofrece herramientas y estrategias para profesionales y cuidadores que buscan prácticas más seguras y humanas. Se trata de un documento cuya coordinación estuvo a cargo de la Dra. Romina Rubín, Directora Médico-Asistencial del Hogar Ledor Vador y Vicedirectora de la SAGG.
Vínculos intergeneracionales
En Dinamarca, Ole Kassow fundó Cycling Without Age (CWA) en 2013 para conectar a personas de diferentes generaciones de manera participativa y natural. Al reconocer cómo el aislamiento afecta a las personas mayores y los beneficios que pueden aportar a los jóvenes, Ole buscó unir estos grupos. Utilizando bicicletas especiales, voluntarios llevan a personas mayores a destinos acordados juntos, fomentando el intercambio de historias y recuerdos mientras exploran la ciudad. CWA ha establecido asociaciones con 70 municipios en Dinamarca y se ha expandido a más de 30 países, con una red global de más de 8.000 voluntarios y 1.000 bicicletas.
Algo parecido es lo que la Fundación Navarro Viola pretender lograr con los talleres intergeneracionales en escuelas, bajo el lema “No hay edad para transformar la realidad”. A partir de cuentos escritos por adolescentes donde los protagonistas son personas mayores en acción, las voluntarias mayores de la Fundación se acercan a las escuelas a compartir estas historias con niños, niñas y adolescentes y a realizar actividades que promuevan un cambio de mirada, para que los y las estudiantes empiecen a conectar con su propia longevidad, y tengan una actitud de respeto y valoración de los mayores, derribando estereotipos y prejuicios.
Este 15 de junio es el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Ojalá estas experiencias desarrolladas en el artículo se sigan multiplicando y pronto este día pueda cambiar su sentido para que todas las personas, sin importar nuestra edad, vivamos una vida plena y digna, de la forma que queramos vivirla.