Las personas que emprenden proyectos sociales con impacto colectivo leen las necesidades de sus comunidades o transforman experiencias personales en iniciativas para el bien común. Pero, ¿cómo lo logran? ¿En qué momento deciden empezar? Ashoka Cono Sur acompaña a emprendedoras y emprendedores sociales en el camino por generar acciones positivas para sus entornos y superar los obstáculos para alcanzar sus metas.
A la hora de buscar patrones comunes entre las y los Fellows Ashoka, está la motivación: con las particularidades de cada proyecto, abordan causas sociales que afectan a las comunidades más vulneradas o subrepresentadas, y luchan por el reconocimiento de derechos históricamente negados. Son personas como cualquier otra que, por su compromiso, se convierten en agentes de cambio para el bienestar colectivo.
Aldana Di Costanzo, fundadora y presidenta de Fundación Aikén y una de las integrantes de la red de emprendedores sociales de Ashoka, es un claro ejemplo de cómo una experiencia personal puede convertirse en un impulso para el cambio social. “Elegí que el campo de acción esté destinado al acompañamiento juvenil por mi propia historia personal. Mi papá murió cuando yo tenía seis años, y mi padrastro en mi adolescencia. Eso fue el motor para pensar en cómo acompañar a otros que atraviesan algo parecido”, describió.
Su trabajo se enfoca en dar apoyo psicológico y emocional a infancias y adolescencias, junto a sus familias, que atraviesan procesos de duelo por la pérdida de un ser querido cercano. Para consolidarlo, después de tener la idea necesitó dar el siguiente paso, que fue armar redes profesionales y obtener recursos materiales y financieros para concretar su objetivo.
Aunque la causa es necesaria, los tabúes en torno a la muerte fueron uno de los obstáculos que encontró Aldana en su camino para convertirse en emprendedora social. Cuando comenzó a tejer alianzas para poner en marcha su proyecto, detectó que esos estigmas se colaban en las respuestas de las personas a las que pedía ayuda. “(Me decían) ‘Yo no sé si quiero acompañar esto porque es acompañar la muerte’, y quizás lo que resulta importante es entender que estar presente en los procesos de duelo que están conectados con la muerte es conectar con la vida de las personas que quedan y necesitan transitarlo de manera saludable”, señaló.
¿Obstáculos? No, desafíos
En el camino de llevar adelante un emprendimiento social hay una necesidad común a todas las personas que lo encaran, que es tejer alianzas para poner en funcionamiento sus ideas de cambio y nutrirse de la experiencia compartida. Acompañar a cada Fellow Ashoka - así es como la organización denomina a los emprendedores y emprendedoras sociales de su red vitalicia- y potenciar y escalar sus iniciativas, por ejemplo a través de la gestión de redes, es la tarea central de la organización. “Lo que buscamos principalmente es que se conecten entre sí, generen vínculos de confianza y colaboren en proyectos conjuntos. Por ejemplo, muchas veces aplican a fondos de manera conjunta, lo que les permite presentar proyectos mucho más robustos y con mayor impacto", explicó Laura Benbenaste, directora de la Red de Emprendedores de Ashoka Cono Sur.
Justamente para Aldana la organización fue fundamental para “pensar la estrategia para que esto sea realmente un cambio sistémico o para que vayamos hacia allá”, señaló. Fue un valor agregado a su compromiso y conocimiento en la materia.
Además, en todos los proyectos sociales surgen desafíos propios del impacto que genera la temática en su entorno. En el caso de Di Costanzo, la desinformación fue una piedra a sortear. “Encontré que muchas poblaciones específicas estaban desinformadas en relación al duelo en la infancia y la adolescencia, tanto profesionales y docentes como la comunidad en general. Es muy importante recordar que la persona en duelo necesita su red de apoyo, que son todas las personas que la rodean. Puede ser el vecino, su familia, su amigo”, explicó. Frente a la “falta de psicoeducación”, Fundación Aikén brinda capacitaciones en los ámbitos más próximos a niñas, niños y adolescentes, como las escuelas.
Los prejuicios y los estereotipos que circulan en la sociedad sobre las problemáticas que atraviesan los Fellows Ashoka muchas veces también son responsables de la dificultad para conseguir recursos económicos al principio de su camino. Para Benbenaste, es importante monitorear los ecosistemas donde se dan las discusiones y se asignan recursos, tanto a nivel gobiernos como organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales y el sector privado, para impulsar experiencias de colaboración que sean positivas para toda la comunidad.
El camino de quienes se comprometen con transformar el mundo desde su lugar es desafiante pero profundamente necesario. Desde el momento en que detectan una necesidad hasta que logran formar redes de apoyo, con un rol central de Ashoka para sostener y amplificar sus proyectos, estos líderes sociales convierten obstáculos en oportunidades para generar un cambio real en sus comunidades. Así, generar un impacto positivo, duradero e inspirador.