Cómo la educación transforma a las personas que cambian al mundo

Día Internacional de la Educación

Teyfik Sahin in a classroom
Source: Gefangene helfen Jugendlichen

Las personas que ponen en movimiento el mundo pudieron, antes, movilizar sus ideas y sentires en pos de un proyecto para el bien común. Y, para ello, acceder a diferentes experiencias educativas que ampliaron la mirada sobre su universo personal y colectivo. La educación da herramientas a quienes, en comunidad, pueden abrir los caminos hacia realidades más justas. En el Día Internacional de la Educación, emprendedores sociales que son parte de Ashoka comparten las ideas que impulsan su compromiso con el derecho a aprender.

Cada 24 de enero es una fecha clave para reflexionar sobre el poder transformador de la educación, especialmente en comunidades históricamente vulneradas. Aprender a leer y escribir, a desarrollarse en el camino pedagógico en cada uno de los niveles disponibles y en las condiciones propias de cada grupo humano resulta, en general, un punto de inflexión en la vida de las personas, para alcanzar su autonomía y promover su compromiso social.

"La principal tarea de la educación es preparar a cada generación para ser parte de la sociedad. Es fundamental enseñarles a ejercer la participación ciudadana de manera constructiva, sin odio, y con los conocimientos adecuados para beneficiar a toda la sociedad", consideró Matías Benítez (17), un joven correntino que integra Tribu 24 de Ashoka Cono Sur, lidera la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) en su provincia y coordina la Red Nacional de Centros de Estudiantes (RENACE).

Para él, el cambio hacia sociedades más justas siempre es colectivo, nunca individual. "Cuando los jóvenes tienen proyectos dirigidos hacia la gente que los rodea, se convierten en agentes de cambio. La educación debe permitirles soñar en grande, sin importar su origen o contexto, siempre con el objetivo de mejorar su comunidad”, convocó.

 

Del exilio familiar a la formación

Francisco Quiñones Cuartas es co-fundador y director del Bachillerato Popular Mocha Celis, pensado para el acceso a la educación de personas travestis, trans y no binarias. El también fellow Ashoka considera que la misión del espacio es recuperar el derecho a aprender para un sector que atravesó situaciones de exclusión y violencias motivadas por el odio a su identidad de género.

“Acceder a la educación en Argentina para una persona travesti o trans representa una oportunidad para restituir un derecho históricamente negado. Es también la posibilidad de proyectar una trayectoria vital, de pensar el futuro y de tomar las riendas de la vida”, consideró Quiñones Cuartas. Para una población condenada a abandonar sus hogares familiares producto de la negación de su identidad y con una expectativa de vida promedio de 37 años, ir a la escuela “es más que adquirir conocimientos; es un proceso de sanación y afirmación de la identidad".

Abrir las puertas a estudiar transforma la vida de las personas, y de eso hay evidencia. Por ejemplo, la historia de Virginia Silveira, una de las primeras estudiantes del Mocha Celis. “Virginia, una travesti migrante de Salta, ejerció la prostitución pero, gracias a la educación, se graduó como abanderada en la primera camada y hoy es la presidenta de nuestra asociación civil. Su historia refleja cómo la educación puede convertir a una persona en un líder político y referente para toda la comunidad travesti", aseguró.

La mirada disruptiva de la juventud y la que reivindica conquistas del colectivo LGBTTTIQ+ desde la educación tienen un punto en común: luchar por que las herramientas que permiten educarse -un espacio áulico, los recursos básicos para ir a clase, un libro, un dispositivo digital- lleguen a todas las personas, y que no haya que cumplir requisitos promovidos por prejuicios para aprender.

Así, plasmar tres cualidades de la educación que deberían ser sinónimos de toda política de acceso a las escuelas: que sea inclusiva, accesible y transformadora, para educarse sea un motor de cambio para todas las personas y que, paso a paso, puedan involucrarse con iniciativas que hagan del mundo un lugar mejor.