Incorporar procesos lúdicos en la educación

Para Rafael, quien es docente del Telebachillerato Comunitario (TBC) No. 483 en San Cayetano, en el municipio de Villa de Allende, apoyar a sus estudiantes a generar su propio conocimiento es parte fundamental de su misión como docente.

Desde hace 8 años es docente del subsistema de TBC en donde imparte la asignatura de Matemáticas y Ciencias Experimentales. Menciona que trabajar en un ambiente educativo le ha permitido desarrollar su propio enfoque de enseñanza, en el cual promueve un enfoque constructivista que prioriza la parte lúdica y la generación de un conocimiento propio que vaya más allá de la memorización y repetición.

Rafael nació y creció en Susupuato, Michoacán, uno de los municipios con mayor marginación y vulnerabilidad del país. A los 16 años empezó a trabajar en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) en donde fue instructor comunitario de niños, niñas y jóvenes de primaria. Es licenciado en Administración y cuenta con una maestría en Educación y agradece el apoyo brindado por su mamá durante todos estos años de formación.

Una de las motivaciones más grandes para Rafael es que a través de la educación encuentra una vía para cambiar la perspectiva de sus alumnos, pues de inicio muchos de ellos no alcanzan a ver el valor del conocimiento. Recordarles que la educación es una inversión, ha logrado que ellos se interesen en sus estudios y que en su día a día aprendan matemáticas desde un enfoque más integral. Pues gracias a su esfuerzo pueden desarrollar su capacidad analítica y ver que son aplicables en diferentes aspectos de su vida diaria.

El desarrollo de proyectos comunitarios que realizan los estudiantes desde el 3 semestre es una de las grandes bondades del subsistema de TBC, pues los alumnos aprenden a realizar encuestas, a entender las necesidades de su comunidad e incluso a hacer estudios de mercado.

Actualmente, el proyecto que los alumnos de Rafael han desarrollado es el cultivo y venta de setas, las cuales han logrado desarrollar en un espacio con condiciones de luz y humedad específicas y con la ayuda de un sistema de composta que les permite que los hongos crezcan de una manera sustentable y sin la necesidad de químicos y sustancias dañinas para el planeta.

Además de trabajar de una manera respetuosa con el medio ambiente, los jóvenes tomaron en cuenta el valor nutricional de las setas, pues siempre tuvieron en mente ofrecer un producto de calidad que promoviera un estilo de alimentación sano para el consumidor. En un futuro, el proyecto buscará desarrollar un recetario con diferentes recetas de la comunidad, de manera que se pueda preservar el arte culinario de la región, así como la difusión del uso de setas.

Con la creación de estos proyectos, Rafael ha observado cambios positivos en sus estudiantes y en el resto de la comunidad. Por ejemplo, muchos jóvenes se animan a continuar sus estudios de educación superior y otros se dan cuenta de que pueden generar un emprendimiento a partir de un producto sustentable y saludable para la comunidad.

El resto de la comunidad (padres, madres, tutores, vecinos, comercios) también apoya los proyectos, pues son testigos de las habilidades que los estudiantes desarrollan. Incluso apoyan en las necesidades que van surgiendo en el proyecto (por ejemplo: en el plantel hay muy poca agua, y cuando esto sucede, la comunidad apoya en el suministro de esta parte esencial para el proyecto.)

Ante las recomendaciones que daría a otros maestros o personas interesadas en la educación, Rafael menciona que:

Es muy importante practicar la empatía y trabajar en equipo con la comunidad.

Agradece la capacitación brindada por Ashoka, pues las herramientas y consejos que le brindaron fueron importantes para reconocer su propio liderazgo dentro de la comunidad y recordar que el cambio empieza por uno mismo.

Desde Ashoka, agradecemos el esfuerzo de Rafael y celebramos su labor como Agente Cambio al promover procesos de aprendizaje lúdicos que favorecen el aprendizaje autónomo e integral de los estudiantes.